Casas que nos hacen más felices

La forma en la que se realiza la construcción de edificios puede ayudar al bienestar mental y a la felicidad de las personas

“Se vende edificio feliz y saludable”. Muy pronto este podría ser el argumento comercial para vender casas, oficinas, centros comerciales y hasta estadios de fútbol. Una nueva tendencia en el mundo inmobiliario empieza a dejarse ver por el sector inmobiliario español. Es la neuroarquitectura, que explica cómo el espacio afecta a la mente. Porque si hay algo seguro es que la arquitectura siempre provoca sensaciones, sean positivas o negativas.

Esta disciplina (creada por dos neurocientíficos, Fred H. Gage y Peter Eriksson, en 1998) propugna que la forma en la que se realiza la construcción de edificios puede ayudar al bienestar mental y la felicidad de las personas. Y puede estimular la creatividad, mantener la atención y la concentración, aumentar la productividad y favorecer la relajación. Por ejemplo, los techos altos, según la psicóloga Joan Meyers-Levy, propician la creatividad, mientras que los techos bajos favorecen la concentración.

En el diseño de oficinas estos parámetros ya se tienen en cuenta. Hay numerosos estudios que demuestran que la iluminación natural y las vistas mejoran la productividad, el rendimiento y la memoria. E incluso que los empleados que más luz reciben duermen hasta 46 minutos más por la noche, según un estudio de varios neurocientíficos en 2014.

En el mercado de la vivienda, España empieza a coquetear con los primeros proyectos que venden casas felices y saludables, un camino para diferenciarse de la competencia y también un argumento para vender a precios más altos. En Monforte del Cid (Alicante), en torno al golf Font del Llop, se proyecta un complejo de 1.400 viviendas. Será distinto al resto de desarrollos de la zona, donde aún hay unas 13.000 casas sin vender en torno a campos de golf. “Blue Zones Living es el primer proyecto de construcción en España centrado exclusivamente en la salud, la calidad de vida y el bienestar de las personas, dice Manuel Fuertes, científico, presidente del grupo Kiatt y responsable para España de la empresa de transferencia tecnológica de la Universidad de Oxford, que convierte en productos comercializables los descubrimientos científicos. Detrás del diseño de esta urbanización hay un equipo multidisciplinar de cientos de colaboradores entre médicos, científicos, sociólogos y neurólogos de Londres, Singapur o Hong Kong. “Nuestro cliente, un grupo de gestores inmobiliarios, nos pidió hacer algo distinto a la típica casa con jardín. Vi la oportunidad de plantear un proyecto en el que se tuviera en cuenta la felicidad de las personas, cuenta Fuertes.

Además de la calidad del aire o del agua y la luz, la arquitectura fomentará la actividad física con el diseño de escaleras atractivas que animen a la gente a usarlas. Se esconden los ascensores detrás de ellas. “Hacemos pasillos interesantes añadiendo obras de arte, elementos de ocio y vegetación, dice Fuertes. Se evitan los grandes espacios abiertos, grises y vacíos entre edificios porque generan sensación de soledad y aislamiento. Y se opta por contornos redondeados y esquinas curvas porque ayudan al relax mental. Una vez se ponga en marcha (está muy incipiente), el siguiente paso será monitorizar la actividad cerebral de las personas al relacionarse con el espacio.

Otra forma de arquitectura que pone la salud en el centro del proyecto es Haus. Es una manera de construir, creada por la gestora Marcove y el estudio de arquitectura Bailo Rull, que apuesta por aplicar criterios saludables a los espacios con el objetivo de mejorar la vida de las personas y el medio ambiente. Tras varios años de investigación han hecho realidad su primer proyecto, Espai Natura, una promoción de 16 viviendas de unos 140 metros cuadrados situadas en Sant Cugat del Vallès (Barcelona). Dicen crear espacios que respiran. Es la primera construida bajo los parámetros de Haus: optimización de los niveles térmicos, bioeléctricos y lumínicos; mejoran la calidad del agua y el aire; minimizan el impacto de los campos eléctricos y magnéticos, así como la toxicidad de las pinturas.

El estudio de arquitectura Fenwick Iribarren, que diseña la quinta torre de la nueva Castellana y tres estadios de fútbol para el próximo Mundial de Qatar (uno de ellos desmontable), también trabaja en la línea de crear buenas sensaciones con sus diseños. Ha acuñado el concepto “Blue Architecture“, que pone el foco en el bienestar de las personas que habitan o trabajan en sus edificios. Diseñan para estimular todos los sentidos. “Nos dimos cuenta de que todo el mundo pensaba en el planeta, pero nadie se interesaba por el bienestar de las personas que habitan los edificios”, explica Mark Fenwick, socio director. Sus edificios piensan, por ejemplo, en la diferencia de géneros, las sensaciones al entrar al edificio, o en los colores y materiales, que influyen en el ánimo y la felicidad. Ahora desarrolla una arquitectura pensada especialmente para las necesidades de las mujeres.

Otro impulso a los inmuebles saludables es el certificado Well, del International Well Building Institute, que evalúa su impacto en la salud y bienestar de las personas, que pasan el 90% de su tiempo en espacios cerrados. Hay diez conceptos medibles, tanto para viviendas como para hoteles y oficinas: aire, agua, alimentación, iluminación, movimiento, confort térmico, sonido, materiales, mente y comunidad. Castellana 81, en Madrid, es el primer edificio de oficinas en obtenerla en España. EE UU y China son los países con mayor implantación de esta certificación, que ha examinado ya 1.000 proyectos desde 2014. En España hay más de 30 edificios en proceso de certificación y es el Instituto Tecnológico de Galicia (ITG) la primera entidad oficial para realizar formación en español para España y Latinoamérica. (Fuente: El País)